El desarrollo de las artes gráficas y publicitarias a finales del siglo XIX supuso la generalización en el uso de todo tipo de soportes publicitarios por parte de las más importantes empresas de cosmética y perfumería en su interés por tener un diseño y una imagen con la que se identificasen sus productos.
LA EVOLUCIÓN DE LAS ARTES GRÁFICAS Y PUBLICITARIAS EN EL SECTOR DE LA FARMACIA, LA PERFUMERÍA Y LA COSMÉTICA
En las primeras décadas del siglo XX la imagen comenzó a cobrar mucha mayor importancia en declive del texto. Las empresas preferían anunciar sus creaciones con una presencia destacada de la imagen del producto.
A partir de la década de los 60 el dibujo publicitario, que había sido protagonista durante los años previos, comienza a perder peso en favor de la fotografía, mucho más realista y sugerente. Las revistas eran los escaparates perfectos para la difusión de los productos de belleza y perfumería.
A ello sumamos en las décadas posteriores la aparición de otros materiales de merchandising, los displays para puntos de venta, los muestrarios para el sector de perfumería y cosmética, que también se ofrecían en revistas y puntos de venta.
De todo lo anterior se deduce que la imagen sirve para vender productos y que su misión es impresionar positivamente a los receptores del mensaje. Pero además de un buen diseño tanto del envase como de su contenedor también resulta asimismo fundamental poder mostrar la calidad del producto en sí.
LA IMPORTANCIA DE LOS MUESTRARIOS EN EL SECTOR DE LA FARMACIA, LA PERFUMERÍA Y LA COSMÉTICA
Las empresas que comercializan perfumes y cosméticos buscan la mejor presentación para sus creaciones. Los muestrarios para el sector de la cosmética han de poder hacer llegar a sus clientes unos productos bien presentados y conservados, que se puedan ver, tocar y oler. Lo mismo sucede en el caso de los muestrarios para el sector farmacéutico, que también trabaja productos cosméticos, perfumes y maquillajes.
Los muestrarios son una potente arma de venta. Independientemente de los catálogos, hay ciertos sectores industriales que precisan mostrar físicamente su producto para poderlos vender. En estos casos un muestrario de calidad es la solución. El muestrario permite que el cliente pueda ver, tocar, oler y sentir el producto.
El muestrario debe ser cómodo y fácil de transportar. Además, debe tener una cuidada presentación. Los materiales en los que se realice deben ser de calidad. Los productos que forman parte de la muestra deben quedar bien ordenados y protegidos para que no se deterioren durante el transporte. Podemos decir que el muestrario es algo así como un pequeño trozo de nuestra empresa en manos del cliente y, al igual que cuidamos nuestro aspecto, debemos cuidar su presentación.
Otra cuestión a tener en cuenta es su sencillez de uso. Por ello es importante que su diseño sea realizado por una empresa especializada en la fabricación de muestrarios que debe analizar factores como qué tipo de producto contendrá el muestrario, quién lo usará y en qué contexto.
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